jueves, 10 de junio de 2010


Encontré una carta sobre la cómoda, desde el primer momento que la vi supe que algo no andaba bien.
Decidí leerla mas tarde, se que estuvo mal pero no podía enfrentar la realidad en ese momento.
Tome la pava y la puse a calentar, quería tomarme un café y relajarme un rato, ya había llorado mucho y estaba realmente cansada.
Mire por la ventana como el sol se ocultaba y comencé a sentir ese vació en mi interior, me di cuenta como la vida cambia en un segundo y no te da aviso alguno. Me sentía fatal, quería llorar pero no podía, había algo que lo impedía, debe ser que sabia que si comenzaba a llorar me hundiría en un pozo sin fondo, pero había prometido que seguiría adelante así que no lo hice.
Con la cabeza totalmente nublada y mis ojos empañados me dirigí a la computadora, quería escribir algo, necesitaba descargarme. Abrí el word, intente tipear palabras o frases sin sentido pero mis dedos rechazaban el contacto de las teclas.
Desistí totalmente de escribir, tome la carta de la cómoda y me recoste en el sofá. Apretaba el sobre como si se me fuera a escapar, pero no la quería abrir tenia miedo de su contenido.
Me di cuenta que no podía dilatar mas las cosas, eso no cambiaría lo que sentía en mi interior, capaz esas palabras dentro del sobre me daría paz o un cierre a este sufrimiento.
Abrí la carta, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, el vació de mi pecho se agrando un poco mas... no me dejaba respirar, me estaba ahogando, esas palabras rebotaban en mi mente causando estragos. Miles de preguntas se formulaban en mi cabeza, pero ninguna tenia respuesta.
Recorrí millares de tormentas en mi interior, esas palabras escritas no me trajeron paz, todo lo contrario me hundieron cada vez mas.
Me levante y corrí al escritorio, arranque una hoja del block y tome la lapicera que se encontraba cerca del teléfono, garabatee lo que sentía, lo que imaginaba.
Leí y releí lo dibujado, no tenia un orden pero se lo que quería decir y eso era lo importante.
Desesperada comencé a recorrer la casa, buscaba ese lugar que me hacia sentir cómoda, que me hacia sentir protegida.
No pude aguantarlo mas, deje mi hogar para internarme en la ciudad y así poder pensar.
Comencé a deambular por las calles, no tenia a ningún lado donde ir, solo quería despejar mi alma.
Miraba caras que trasmitían sentimientos sin sentido, gestos que provocaban nudos en mi estomago. No podía hacerme cargo de el aire que reinaba a mi alrededor.
Llegue a ese rincón del mundo en donde me sentía protegida, me deje llevar entre sus brazos, me dormí en su bruma.
No lloraría nunca mas, no me sentiría sola. Estaba allí junto a mi alma.
La carta voló con el viento... fue libre, ella y sus palabras dibujadas.


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